viernes, 30 de marzo de 2012

Semana Santa



aja... llegó la semanita en que los padres se vuelven locos por donde meterse a sus hijos pequeños de lunes a miércoles mientras ellos trabajan sino pudieron sacarle unos dias al 15/30... o donde los hijos con el caracter formado y suficientes números en la cédula se enrumban a una aventura entre panas; o donde los ni tan niños pero no padres se enrumban con todas las de la ley.

Esta vez me dió por recordar mis semanas santas... total ya he vivido 33 de estas, obviamente no recuerdo nada de las primeras, pero haciendo esfuerzos tampoco creo recordarme de unas tantas otras, supongo que muchas de ellas serían en la playa puesto que viví en Puerto La Cruz bastantes años.

Resulta ser que las semana santas que me vienen a la mente son todas ellas en Caripe (Estado Monagas), en donde la adultez debutaba en medio de rumbas, tragos sin control y dormidas hasta tarde. Mi primer ron a pico e botella junto a un primo q me cuidaba de todo y de todos (primo: del verbo no soy nada tuyo pero nuestros padres se criaron como hermanos y nos toca vernos como primos), de las primeras amanecidas sin temor a malas caras familiares a la llegada. Semanas que en suma dejaban mucho de los panas de Caripe a quienes veía en Diciembre y en estas fechas, mucho de casa de Titina, de las idas a El Samán, de tocar una puerta misteriosa en La Frontera a una hora no adecuada que traía como respuesta a una señora que asomaba la botella y extendía la mano. De mi primer amor de temporada vacacional, y de manejadas sólo por dar vueltas del Guácharo a Teresen y de Teresen al Guácharo. Mucho Mirador chiquito también. Alguna que otra rumbita vespertina en la laguna de Liseux, botellas de La Española y Shakira y sus pies descalzos gritados a todo lo que dan los pulmones de una recien dejada adolescencia (Gracias Anahí). Otro lote de rumbitas en una ¿discoteca? en La Carreta, José Ignacio, Junior, Monona, Marianto, Titina, Rosángela, Sofia, Carolina, Ana María y su hermano (estos son dos de los mejores hermanos que he conocido en mi vida), Toño cantando Malagueña, mi primo Martín haciendo de Cristo (jodidamente real- el de la foto - te extraño q jode primo del alma), los helados de frescolita en casa de los Vecchio, la jalea de mango de mi tía Nelly, los amores de Canuto con cualquier carajita de la cuadra, las serenatas, las ventas de cigarros con Chicolin (jeje comprabamos cigarros en la tarde y se los vendíamos a los desesperados y poco preparados en la noche),  Ana Cristina, las curdas de las morochas, Lexibel y su escapada en autobus para ser detenida por Fernando, Checho y sus jocosas aventuras de su vida en Caracas, idas a La Paila y a la Cueva y, en fin, demasiados nombres y demasiados recuerdos. 

Una semana que culminaba llena de actos que representaban la vida de Cristo realizados con muchísimo arte y buenas escenografías creadas y dirigidas por un señor q de artista lo tiene todo (léase Omar Aristimuño).

Ahora en esta Semana Santa mi esposo y yo teníamos planes (claro a partir del miércoles en la tarde porque trabajamos los primeros días), pensábamos irnos a Topotepuy a ver si conocíamos los famosos jardines de una vez, también una pasadita por Los Galpones, saliditas a comer alguito y la clásica y disfrutada ida a misa, pero no, este año no hay Caripe y no hay Caracas, a Puchi (nuestro muy respetado y consentido carro) le dio ladilla dejar de ser el bien portado de siempre y dañarse nada más q el alternador, osea el en el taller desde hoy hasta quien sabe cuando y nosotros a pie, cosa que no es grata considerando que de paso el Metro estará en mantenimiento y que seguramente el FIT lo llenará de gente, así que esta semana será muy santa y no precisamente por ser la Semana Santa.

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