viernes, 6 de abril de 2012

La Sinaruco….

Una tal Sinaruco es una tipa que se inventó el Toto Aguerrevere en su blog pero que a mí me dio la gana de inventarle una historia.
Carolina Eugenia Sinaruco Azpurua, es el nombre completo que le doy, pero ella simplemente se le conoce en Caracas como caro o la nena Sinaruco, la que tiene una hacienda arrechísima en Altagracia de Orituco. Esta tipa estudió en el mejor colegio de monjas de Altagracia, pero sus fines de semana eran en las piñatas sociales de Caracas, la oriunda del llano es amiga íntima, y porque no familia de las otras nena, sean Olavarria,  Prato, Aguiar o Sanchez,  de una que otra Mendoza (las de pedigrí no las normalitas), se ve en Etiqueta, en Caras y en cuanto evento de la royalty caraqueña surja, viaja a Paris y a cualquier parte exquisita 20 veces al año, pero no pude evitar la cara de pena, salvo con unas copitas que se le pone de orgullo, que ella es una Sinaruco de Altagracia de Orituco.
Esta muchachita habla más caraqueño que las de acá, francés, inglés y te sabe de todo, porque es una Sinaruco y ellas son mujeres de temple en la casa y de un cultas que no se puede, porque un florero que no sabe lo que habla no está de moda en el mundo marital social.
La enseñaron desde chiquita que mientras más alto mejor porque ella está en la cima, se viene a la capital a vivir en la casa de la familia, concretamente de la abuela, que no será Sinaruco ni dueña de Altagracia pero es una Azpurua  y a esa doña se le respeta porque es arrecha de las de Valencia. La casita en donde la pobre, lejos de su familia, se desenvuelve queda en un lugar entre Chuao y Las Mercedes, porque desde siempre ha sido de mala educación para los de cuna vivir en la Lagunita, la casa parece un parque con sus jardines perfectos y arquitectura impecable,  un bar digno de la época de antes que albergará a sus compañeros de universidad en cualquier evento importante, almuerza a la hora acompañada de la abuela y los demás nietos de cualquier otra parte de Venezuela que se vienen a la capital a  prepararse, así tengan la misma universidad al lado de donde vivieron toda la vida.
A la niña no le hace falta hacer amigos en la capital, porque las conexiones sociales, siempre tan importantes, se las dio el apellido y las tantas piñatas, estudiará idiomas, o estudios liberales mientras se cuadra un príncipe en sus vacaciones internacionales, su cuarto es una colección de eventos reseñados como importantes y su vida la de un sueño de cualquier princesita de calle, pero ella lo vive y lo disfruta incansable.
Ahora las vacaciones hay que repartirla porque los amigos siempre se quieren ir a la finca arrechísima de la nena Sinaruco, ella dice no es gran cosa, pero el asunto es otra cosa, no solo vaquitas, torillos y plaza, sino también caballos que danzan, además de la piscina en la que corre agua de la cascada, los cuartos amplios y la diferencia del campo con la tecnología disponible, porque el señor Sinaruco está bien actualizado y sus 5 hijos por el mundo tiene regados pero no puede perder el control de su prole, ni siquiera de los que andan en otra tierra ya con su hato bien montado.
La Sinaruco es una dama que sabe todo el mundo, que se conoce cualquier esquina de Europa y del gringo primer mundo, pero que lo que espera es quitarse el apellido para saberse no solo dueña de un hombre sino de también el mundo.

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