Últimamente he leído muchas
notas, publicaciones o estados en las redes sociales que señalan esa valiosa
labor de algunas madres que crían a sus hijos solas, a consecuencia de una
ausente figura paterna. A estas fabulosas mujeres incluso las suelen felicitar
el día del padre, o les colocan que las aman por haber sido las mejores madres
y padres.
En primer lugar debo aclarar que,
igual que en los comentarios leídos, estas mujeres me parecen geniales ya que
hacer todo lo que corresponde a una crianza en solitario y, sin el debido
compañero (nótese que no involucro a la figura paterna como una pareja de la
materna sino como un compañero, un socio en eso de criar y atender a los hijos)
es un trabajo a tiempo completo que no sólo requiere de dedicación y paciencia
sino de muchísima fuerza para no tirar la toalla.
Pero este escrito es un llamado
de atención, me explico: bajo diversos parámetros psicológicos que he tenido la
oportunidad que se me paren en frente, así como esa maravilla que llegó a mi
vida bajo el nombre de constelaciones familiares he aprendido que hay que
reconocerle la existencia a ambas figuras. Sin mal interpretar la excelente
labor de quien logra criar a uno o varios hijos en solitario, se debe reconocer
que la otra figura existe, que estuvo ahí y que sin su colaboración esa vida no
existiría, entonces me pasa por la mente cuantos conocidos tengo a quienes les
he escuchado la frase “yo no tengo padre mi mamá lo fue todo para mí”, y que
irremediablemente excluyen a la otra figura necesaria para su existencia de su
orden familiar. Todo lo anterior sin entrar en detalles psicológicos de las
consecuencias en el comportamiento social (relaciones de tipos diversos no sólo
de pareja) que puede tener una persona por el hecho de no haber tenido una de
las figuras principales en su crianza o de haber crecido sin reconocer a la
figura ausente o incluso de odiarla.
También llamo la atención de esa
figura que no veo reconocida por ningún lado, los padres solteros, esos hombres que crían solos a sus hijos. Esto a más de uno
seguro que le suena extraño, pues es el caso ciudadanos jueces que en parte de
mi ejercicio profesional (del verbo pasado litigar) me encontré con no sólo
uno, sino varios, padres que crían a sus hijos solos. En todas las
oportunidades, si mi memoria no me traiciona, éstos señores se encargaban de
sus hijos al 100% por la ausencia de una figura femenina el mal entendido
feminismo las alejo de la maternidad.
Lo que busco resaltar aún más es
que en la mayoría de los casos de hijos de madres solteras que conozco existe un
reclamo a la figura paterna, no sé si por el cansancio de la ausencia o por
traslado del rencor de madre a hijos; pero, deseo transmitirles que en ninguno
de los casos de padres solteros que conozco existe ese reclamo perpetuo y
cargado de rencor a la figura materna, igualmente desconozco el motivo, aun
cuando siempre me llamó la atención que los chicos en sus testimonios decían
que papá siempre les recalcaba que mamá existía y que debían quererlas y
respetarlas a pesar de su ausencia.
Hasta el próximo post!